El valor de la atención en un mundo diseñado para distraernos

El valor de la atención en un mundo diseñado para distraernos

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Hace un tiempo leí el libro de Johann Hari “El valor de la atención”, una obra que te recomiendo al 100% y que me hizo reflexionar mucho. Tanto a nivel personal como profesional.

Como psiquiatra especializado en TDAH, quiero compartir contigo esta reflexión, pues pienso que a muchas personas les puede resultar de utilidad y espero que sea este tu caso.

Vivimos en una era en la que nuestra atención se ha convertido en el recurso más codiciado.

Te habrás dado cuenta si tienes un smartphone, que estos están diseñados por empresas tecnológicas con ingenieros encargados de secuestrar tu atención; redes sociales y medios de comunicación compiten ferozmente por captar cada segundo de nuestra mirada y pensamiento. Y lo hacen básicamente a través de tu teléfono móbil.

No es casualidad: nuestra atención es lo que mueve la economía digital. Pero, ¿qué consecuencias tiene esto para nuestra vida cotidiana, nuestro bienestar mental y nuestra capacidad de concentrarnos en lo que realmente importa?

La economía de la atención y sus efectos

Las plataformas digitales están diseñadas para engancharte. Cada notificación, cada «me gusta» y cada video recomendado han sido cuidadosamente calculados para mantenerte dentro de la aplicación el mayor tiempo posible. No es solo una cuestión de entretenimiento: la atención es la mercancía que se vende a los anunciantes.

El problema es que este modelo de negocio tiene efectos secundarios. Nos volvemos más dispersos, menos capaces de mantener el foco en tareas importantes y más propensos a la ansiedad y el agotamiento mental. Nuestra memoria también se resiente: la información superficial y fragmentada que consumimos en redes sociales no se procesa de la misma manera que la información profunda y reflexiva.

Recuperar el control de nuestra atención

Afortunadamente, no estamos condenados a vivir con una atención fragmentada. Existen estrategias concretas para recuperar nuestra capacidad de concentración y evitar que nuestro tiempo y energía se diluyan en distracciones sin valor. Algunas de ellas incluyen:

  1. Diseñar un entorno sin distracciones: Nuestro cerebro es sensible a los estímulos. Si tienes el teléfono cerca, lo más probable es que termines mirándolo. Dejarlo en otra habitación o activar el «modo sin distracciones» puede marcar una gran diferencia.
  2. Practicar la atención plena: La meditación y otras técnicas de mindfulness pueden ayudarnos a entrenar la capacidad de estar presentes en el momento.
  3. Establecer bloques de tiempo para la concentración profunda: Métodos como la Técnica Pomodoro o simplemente reservar momentos sin interrupciones pueden mejorar nuestra productividad y bienestar.
  4. Consumir información de calidad: En lugar de dejar que los algoritmos decidan qué contenido vemos, podemos ser más intencionales con lo que consumimos, priorizando libros, artículos largos y conversaciones significativas.

La atención como acto de resistencia

Cuidar nuestra atención es, en cierto modo, un acto de resistencia contra un sistema diseñado para dispersarnos. Es también una manera de recuperar nuestra capacidad de pensar con profundidad, de conectar realmente con los demás y de construir una vida más significativa.

En un mundo que nos quiere distraídos, aprender a enfocarnos es más valioso que nunca.

Espero que esta información te haya resultado útil. Si tienes dudas en relación a tu caso en particular, no dudes en preguntármelo para que te asesore.

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